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Amnistía Internacional ha instado al gobierno británico a investigar un informe difundido recientemente en el programa de televisión «Newsnight», de la BBC, según el cual Zardad, ex jefe militar afgano que actualmente reside en Londres, ha sido responsable de graves abusos contra los derechos humanos cometidos en Afganistán entre 1992 y 1996.
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Zardad, comandante del partido fundamentalista de Gulbaddin Hekmatyar, es uno de los criminales más buscados en Afganistán. Torturó y asesinó a centenares de inocentes de nuestro país entre 1992 y 1996, e incluso antes de la caída del régimen títere de Afganistán. -RAWADurante el programa se reveló que Zardad había dado muerte a civiles indefensos, que tanto él como sus subordinados habían participado en actos de tortura, entre ellos la violación de mujeres, y que Zardad había permitido que sus tropas cometieran abusos contra los derechos humanos.
En virtud de la Convención contra la Tortura, de las Naciones Unidas, que ratificó en 1988, el Reino Unido tiene la obligación de velar por que los perpetradores de graves violaciones de derechos humanos comparezcan ante la justicia.
Amnistía Internacional ha señalado: «Conforme al derecho internacional, cuando una persona contra la que pesan graves acusaciones relacionadas con crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra o actos de tortura se encuentra presente en el territorio de un Estado, éste tiene la obligación de llevar a cabo una investigación, con independencia del lugar donde se hayan cometido los crímenes que se atribuyen a esa persona y de la nacionalidad de ésta».
La omisión del gobierno británico a la hora de investigar estos informes podría apuntar a la ocultación de una responsabilidad compartida por la comisión de estos abusos. Muchos caudillos militares afganos cometieron abusos usando armas que algunos gobiernos, incluido el británico, les proporcionaron en el pasado.
El caso de Zardad pone de relieve una red de impunidad que se extiende dentro y fuera de Afganistán y que sigue haciendo posible la comisión de abusos contra la población afgana. Hasta la fecha, las personas contra las que pesan graves acusaciones al respecto han podido circular dentro y fuera del país con libertad y sin temor a ser enjuiciadas.
Si se realiza una investigación que saque a la luz suficientes pruebas admisibles, Zardad debería ser sometido a juicio en el Reino Unido. Si las autoridades británicas devolvieran a Zardad a Afganistán, es probable que fuese sometido a un juicio injusto y condenado a muerte.
Información general
La población civil afgana ha estado a merced de las acciones de los grupos armados durante los últimos veintiún años. Asimismo, las tropas de la ex Unión Soviética que ocuparon el país cometieron graves violaciones de derechos humanos, como lo hizo también KHAD, la policía secreta del gobierno prosoviético.
Millares de civiles perdieron la vida durante el bombardeo indiscriminado al que grupos armados como el de Zardad sometieron a la ciudad de Kabul entre 1992 y 1995. Incluso en años recientes se han registrado matanzas de civiles a manos de los talibanes.
La Convención contra la Tortura estipula que todos los Estados deben comprometerse a investigar y, de existir suficientes pruebas admisibles, enjuiciar a los sospechosos de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra o actos de tortura, con independencia del lugar donde se hayan cometido dichos crímenes y de la nacionalidad de los perpetradores y de sus víctimas. Los juicios que se inicien en este marco deben ajustarse a las normas internacionales sobre imparcialidad procesal y no deben incluir la posibilidad de que se imponga la pena de muerte.
"Cualquier persona con una pistola puede acosar y asesinar a voluntad" John Simpson, BBC 27 de julio de 2000
Un exjefe militar afgano sospechoso de haber cometido asesinatos, violaciones, torturas y robos está viviendo con nombre falso en una zona de las afueras de Londres, según ha sabido la BBC.
El sujeto, conocido como Comandante Zardad, dirigió bloqueos de carretera en una población llamada Sarobi, sita en una de las principales carreteras hacia la capital Kabul, a principios de los noventa.
Se le acusa de haber utilizado su posición para detener cualquier vehículo que pasaba frente al punto de mira y practicar extorsiones, robos y asesinatos.
El noticiario nocturno de la BBC localizó al Comandante Zardad en Mitcham, al sudoeste de Londres; pero éste negó todas las acusaciones que se le imputan.
En su casa de Mitcham, Surrey, donde reside el Comandante Zardad, afirmaba: " Nunca acosamos a nadie y nunca asesinamos a nadie".
"Yo no dirigía el puesto de Sarobi. Era comandante en Kabul. En Sarobi, era sencillamente asesor."
Cuando los Talibanes asumieron el poder, el Comandante Zardad tuvo bastante dinero para huir a Inglaterra.
"Vine aquí a Inglaterra porque tenía muchos problemas con los Talibanes: me intentaron matar y siempre creaban problemas." afirmaba el Comandante Zardad. "Yo no hago nada en Inglaterra, sencillamente vivo mi vida".
Perro humano
El Comandante Zardad era típico de la anarquía que devastó a Afganistán tras la retirada de las fuerzas soviéticas en 1989.
Pero, según declaró a la BBC Stefan Smith, un antiguo reportero de la Agencia France Press, el Comandante Zardad se mantuvo alejado por su poder.
"En realidad, lo que le mantuvo alejado de los demás es el grado de terror que cosechaba", afirmaba.
Recordaba una ocasión en que presenció como el Comandante Zardad asesinó a 10 hombres desarmados en un autobús.
La caverna subterránea donde guardaba al perro humano.
Se decía, asimismo, que el comandante Zardad tenía un "perro humano" - un hombre medio salvaje al que mantenía en una caverna bajo tierra.
Lo utilizaba para atacar a la gente que no quería colaborar con él - mordiéndoles e incluso asesinándoles- según afirman testigos oculares.
La BBC recibió el soplo del paradero del Comandante Zardad de la línea dura de la milicia talibán de Afganistán que fue quien le expulsó de su base en Sarobi en 1996.
Ann Clwyd, diputada que preside el grupo parlamentario pro derechos humanos afirmó que si las pruebas de la BBC eran correctas, el asunto era muy preocupante.
Afirmaba que era preocupante que no hubiese un método de comprobar la identidad de los sospechosos de haber cometido crímenes de guerra. "Creo que es motivo de preocupación", afirmó.
Afirmó, igualmente, que si existía la voluntad política, podría ser posible llevar ante la justicia a los sospechosos de haber cometido torturas.
"Existe un interés público creciente por ver ante la justicia a quienes se les acusa de haber cometido crímenes de guerra", manifestó.
La BBC ha transmitido toda esta información a la policía.
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