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Zardad, uno de los comandantes más cercanos a Gulbaddin Hekmatyar, tuvo de 1992 a 1996 el control de la principal autopista de Jalalabad a Kabul, en una ciudad llamada Sarobi. Zardad es descendiente de la tribu Ahmed Zai de Lugar. A pesar de no haber tenido una educación, era un comandante influyente del Hezb-e-Islami (Partido Islámico) de Gulbaddin Hekmatyar. Era miembro del Consejo Ejecutivo del partido que Gulbaddin avituallaba de armas y munición.
Zardad, comandante del partido fundamentalista de Gulbaddin Hekmatyar, es uno de los criminales más buscados en Afganistán. Torturó y asesinó a centenares de inocentes de nuestro país entre 1992 y 1996, e incluso antes de la caída del régimen títere de AfganistánÉl y sus hombres solían operar en los controles para robar a pasajeros y comerciantes. Si alguien se negaba a dar dinero, lo sometían a tortura o lo mataban si era necesario. Según testigos, Zardad torturó y mató a miles de inocentes, además de violar a centenares de chicas y mujeres. Retenía chicos y chicas jóvenes y atractivos durante días. El miedo aún sobrevive a aquéllos que viajan a Kabul.
También se sabe que Zardad tenía un "perro humano" llamado Spai, un hombre medio salvaje con largos rizos mugrientos y con una cadena en los pies. Lo guardaba en una cueva subterránea y lo alimentaba con carne de venado cruda y grasa animal. Si alguien se negaba a entregar el dinero a Zardad, éste soltaba a Spai, que atacaba como un perro, mordiendo y arrancando pedazos de carne.
Los siguientes informes fidedignos ilustran la verdadera naturaleza de Zardad y su banda de saqueadores.
Shapoor, un hombre de Zardad, desveló un crimen: "Estaba a cargo del puesto de control. Zardad me dijo que cogiera a una chica atractiva de cualquier vehículo. Paré a un minibús en el que iba una y la saqué, seguida de un pariente suyo. Cuando entré en la habitación de Zardad, lo encontré desnudo con tres chicas también desnudas. "Comandante, he encontrado una chica atractiva para ti." Me ordenó que dejara volver al pariente y que se quedara la chica. El hombre se negó a volver solo, aunque lo hizo después de que Spai lo hubiera azotado y mordido. Retuvieron a la pobre chica durante 20 días; ésta, después de que Zardad y sus hombres la violaran, se tiró al río".
Ghaffar, conductor de autobús, recuerda cuando Zardad tenía el control de la autopista de Kabul a Jalalabad. "Como era habitual, me pararon en el puesto de control. Entre los pasajeros había cuatro chicas cuyo padre hicieron bajar del autobús. Se quedaron con sus hijas y le dijeron que sí las quería volver a ver tendría que entregar 20 millones de afganis. El hombre no pudo hacer nada sino llevar el dinero tan pronto como pudo. Lo hizo dos días después. Se puso histérico viendo que Zardad y sus hombres violaban a sus hijas; no pudiendo soportar la humillación que éstas sufrían, el padre salió gritando ayuda, pero no había nadie para escuchar su grito, excepto el pistolero que le disparó por la espalda y lo mató.
El hermano de Zardad era su subteniente. Testigos locales explicaron que una vez cortó la oreja a un pasajero llamado Sulman Khan, quien se había negado a darle dinero. Sulman, residente de Gul Dam, Kalman del distrito de Alingar en la provincia de Lughman vive ahora en Arandkho, Jalozai.
El ingeniero Noor-ul-Haq,
asesinado por ZardadNoor-ul-Haq, también llamado Fazal Mahmood, residente de Surkhroad, Nangarhar, era ingeniero de aguas en Makroryan (Kabul). Lo pararon en el puesto de control de Zardad en octubre de 1993. Lo acusaron de comunista, lo mataron al momento y retuvieron el cuerpo bajo su custodia hasta que la familia pagó por él. Después de algunos días, su pobre familia pudo recuperar el cuerpo con la ayuda de algunos ancianos.
Jaweed y Hazif, residentes de Jalalabad, viajaban a Kabul con 50 cañas de azúcar. La banda de Zardad los detuvo y les pidieron 20 cañas. Como no tenían dinero, Zardad ordenó a la banda coger las cañas en lugar del dinero. Los dos hombres suplicaron inocentemente para que se las devolvieran pero, como siempre, Zardad soltó al perro Spai. Spai, que parecía estar hambriento, atacó a Jaweed y lo mordió -aún tiene la señal en el brazo-. El padre de Zardad, que había cogido una caja de uvas de un camión, comía la fruta y animaba a Spai. Jaweed y su compañero se escaparon, dejando allí sus cañas.
Hajji Sultan, residente de Khel Lughman, viajaba en su camión de mercancías cuando Zardad lo paró y le pidió 20 millones de afganis. Hajji no llevaba tanto dinero encima. Como Zardad no encontró dinero, perdió los estribos y prendió fuego al camión de Hajji. Hajji Sultan imploró piedad pero ya habían quemado sus mercancías. En la actualidad, Hajji Sultan sufre trastornos mentales.
Crímenes de Zardad en el puesto de control de Sarobi, Kabul S.Saleemi
Los rusos habían asignado a Najib al frente de Khad, el servicio de inteligencia del gobierno afgano. Durante su reinado, alcanzó un récord sin precedentes de torturas y crímenes en Afganistán. Después de su derrumbamiento, Zardad, comandante del Partido Islámico (Hezb-e-Islami) y descendiente de la tribu de Ahmad Zai, de la provincia de Paktia, estableció un puesto de control en la ruta Kabul-Jalalabad, al oeste de Sarobi. Las torturas no hacían más que empezar.
Debido a que la guerra continuaba en Kabul y por todo Afganistán, las escuelas estaban cerradas, habían despedido al funcionariado y el ejército de Afganistán estaba completamente destruido. Mucha gente estaba en el paro. Para poder sobrevivir, se hicieron comerciantes, y a menudo tenían que moverse de un lado para otro para vender las mercancías. Con el magro dinero que ganaban, alimentaban a sus familias.
Un día, un hombre llevaba baterías de coche para venderlas en Kabul. Cuando llegó con el coche a las inmediaciones de Sarobi, los hombres de Zardad lo pararon. El "perro humano" del comandante Zardad, un hombre medio salvaje que vivía en una cueva subterránea, saltó dentro del coche y sacó las baterías. El propietario de éstas salió del coche y suplicó a Zardad que se las devolviera. Zardad ordenó a su "perro" dar una paliza al hombre con un cable. Sin perder un minuto, el "perro" empezó a fustigar al comerciante. Después de que le golpearan, el hombre se derrumbó. Unos minutos después, empezó a suplicar una vez más. "He pedido prestadas las baterías. Soy muy pobre y no tengo otras fuentes de ingreso para devolverlas a su propietario". Zardad ordenó otra vez a su "perro" dar latigazos con el cable al hombre. Éste se quedó inconsciente. Cuando volvió en sí, un anciano le aconsejó: "Olvida tus baterías y vete, sino morirás a golpes".
Ocurrió otro suceso en junio de 1994 cuando yo viajaba de Jalalabad a Kabul. En el coche íbamos algunos ancianos, mujeres y chicos de 10 a 12 años cuyas familias estaban en Kabul. Hezb-e-Ialami (Partido Islámico) había prohibido a los ciudadanos de Kabul traer comida, así que los hombres del Hezb controlaban la entrada de comida a Kabul. Para alimentar a las familias, llevábamos harina y arroz de Jalalabad a Kabul. Llegamos a Sarobi, donde Zardad y su "perro" se habían instalado. Pararon el coche. Un hombre de Zardad entró en el coche con un cinturón de clavos, alicates y un cuchillo. Señaló un saco de 35Kg de harina y preguntó "¿De quién es esta harina?"
Uno de los chicos, que no tenía más de 12 años, dijo: "Es mío". Entonces el hombre apretó la oreja del niño con los alicates. Los gritos de dolor del niño llenaron la atmósfera. Pasaron unos minutos y un anciano se incorporó del asiento trasero y dijo: "Este niño es muy pobre, no tiene harina en casa y su familia está hambrienta. Dejadle ir por esta vez, no lo volverá a hacer". El hombre miró con odio al anciano. Cogió la harina de las mujeres, salió del coche y ordenó al conductor arrancar.
Dos días después de mi llegada a Kabul, vi a una de las mujeres y le pregunté que hizo cuando Zardad cogió su harina y ella salió del coche para recuperarla. La mujer empezó a llorar: "Estuve allí durante cuatro o cinco horas y esos viciosos me violaron. A pesar de que grité, fue en vano y después de algunas horas me dejaron marchar con la harina".
Ocurrió otro suceso el 13 de mayo de 1996. Hombres armados bajo las órdenes de Zardad pararon nuestro autobús, que viajaba de Kabul a Jalalabad. Rodearon el autobús y un hombre armado, que llevaba un rosario alrededor del cuello, entró en el vehículo. Después de saquearnos y quedarse con relojes de pulsera, dinero y joyas de los pasajeros, un hombre hindú, que viajaba con su mujer y dos hijos, llamó su atención. "¿Darás cien millones a tu hermano o prefieres que te circuncide con el cuchillo?" El conductor, Abdul Qaseem, y dos ancianos consiguieron rescatar al hombre al conseguir cincuenta millones de afganis por la celebración de la circuncisión delante de su familia y del público. Hasta que no obtuvo el dinero, el hombre armado afilaba el cuchillo en el marco de la ventana diciendo "Lo haré de un sólo golpe". Después de obtener los cincuenta millones, guardó el cuchillo en la vaina. Entonces se fue y nos salvamos.
Sardar Wali (también conocido como Lalagee) y sus hermanos lucharon en la Jihad (Guerra Santa) con Zardad durante mucho tiempo y conocían los secretos de éste. Wali y sus hermanos habían colaborado en las acciones secretas de Zardad. Este es el relato de Wali de lo que aconteció cuando estaba bajo el mando de Zardad.
"En la parada principal de autobuses de Pul-e-Mahmood Khan, Zardad me escogió. Allí, los pasajeros salían de los taxis y dejaban sus pertenencias en los autobuses de Laghman y Ningarhar. Yo era responsable de registrar sus bolsas para saber qué tipo de gente eran, de dónde venían, qué relación tenían con los oponentes del Hezb y qué llevaban con ellos. Normalmente, pasaba días enteros allí para reparar en los que llevaban grandes cantidades de dinero, joyas, piezas de recambio o los que eran de la zona de Massoud. Informaba inmediatamente el puesto de control de Naghlo (el de Zardad) sobre la matrícula del coche, el hombre que era nuestro objetivo y las cosas que llevaba con él. También era mi deber descubrir qué relación tenían los pasajeros con los que los habían acompañado en la parada de autobuses de Pul-e-Mahmood Khan y la situación económica de sus familiares.
Desde allí también descubría si eran viejos, jóvenes o chicas bonitas. Si la chica era atractiva, informaba a los hombres del puesto de control de Naghlo de sus cualidades, ya que dentro de los vehículos, las mujeres iban con la cara cubierta. Un día informé de una chica que iba sentada en el segundo asiento cerca de la ventana. Durante el viaje, una mujer mayor le cambió el sitio porque la joven se mareaba. Las dos llevaban burqas. Durante el registro en el puesto de control le preguntaron a la mujer mayor el trabajo de su marido y de su hermano. La mujer les dijo que su esposo había perecido y que su hijo trabajaba en un mercado de fruta de Peshawar. Dejaron a la mujer para inspeccionar otro vehículo. Después de esto, me ordenaron informar también del color de las burqas.
Cuando se necesitaba sangre para trabajadores heridos, llamábamos a médicos con material para suplir lo que era requerido. Sacaban sangre a la gente que pasaba por la calle y la enviábamos a los hospitales de Char Asiab y Spena Shiga. Un día, un doctor árabe vino a coger la sangre y dijo a su equipo que tiraran la de los Shias (una secta del Islam) porque era sucia y no merecedora de circular por nuestras venas".
Wali también declaró que otro de sus deberes era llevar inmigrantes de Tayikistán, últimas adquisiciones del Hezb-e-Islami, hacia Peshawar para lavarles el cerebro y entrenarlos. Para mantenerlos al margen de problemas y del plan, Wali solía viajar con ellos. Era un viaje sin paradas y en el puesto de control de Naghlo les servían bebida fría y fruta fresca. Era el único lujo que les concedían.
Las actividades diarias de Zardad incluyen todas las mencionadas arriba. Ordena a su "perro" fustigar a un comerciante con un cable, sus hombres violan mujeres que intentaban llevar comida a sus familias, sus hombres maltratan niños que intentan alimentar a sus familias, y estos hombres cometen una circuncisión para robar el dinero de la gente. Un antiguo compañero de Zardad reconoce que le ordenaron preguntar a la gente sobre sus relaciones con los oponentes del Hezb y sobre su situación económica, entre otras preguntas. Estas torturas aún se cometen hoy en día sin ninguna consecuencia.
* * * Nasrullah, residente de Alisheng, provincia de Laghman, explica:
"Mi tío, que era pobre, llevaba 5 barriles de gasolina de Kabul a Laghman para ganar algo de dinero. Los hombres armados del comandante Zardad pararon el vehículo en el que viajaba. Zardad ordenó a sus hombres coger dos barriles como derecho de aduana y dejó que se quedaran el resto. Sin embargo, mi tío suplicó que se quedaran con un solo barril y que le permitieran quedarse con los otros cuatro. Zardad llamó a su "perro" (un hombre salvaje encadenado) y le ordenó verter un barril de gasolina sobre su propietario (mi tío) y llevar dos barriles a la unidad o puesto de control. Cuando mi tío estaba empapado de gasolina, Zardad le preguntó: "¿Estás satisfecho ahora?"
Mi tío, en la desesperada situación en que se encontraba, dijo: "Sí, señor, estoy satisfecho".
Días después, cuando mi tío volvió a casa, murió de un ataque al corazón a causa de la rabia y de la tensión.
Mujeeb-ur-Rehman, llamado Aziz-ur-Rehman, residente en la provincia de Laghman y cuya familia vive en Raig Shah Mard Khan, está prisionero en una cárcel talibán y explica su historia de cuando era soldado de una de las unidades de Zardad cerca del puesto de control Naghlo:
"Por lo que concierne a vehículos nuevos y de comercio, teníamos órdenes de:
1- Embargar todos los vehículos nuevos que todavía no tenían matrícula.
2- Confiscar los vehículos de aquellos que no fueran miembros del Hezb-e-Islami.
3- Después de apropiarnos los vehículos, debíamos informar inmediatamente al "Gran Sheikh" (Zardad Khan). Le teníamos que dar toda la información acerca del propietario del vehículo".
Añade:
"Un día, el jefe del puesto de control de Naghlo que trabajaba bajo el mando de Zardad, nos ordenó parar a uno de los coches nuevos que pasaban. Después de quedarnos con el coche, pregunté al jefe por qué no había parado el coche él mismo. Me contestó: "No estás familiarizado con los trucos". Después, cuando fui a Jalalabad con mi padre y conocí al conductor del coche, que era amigo de Malavi Khalis, descubrí que los habían arrestado y sólo los soltaron después de torturarlos".
Sultan Jan, llamado Said Jan, residente de Angoor Bagh, Jalalabad, había sido teniente en la unidad Tank Wireless en el ejército fronterizo y trabajaba para el Hezb-e-Islami (Partido Islámico) bajo las órdenes de un comandante llamado Nasir. Su trabajo consistía en llevar tanques de la Firqa 9 (Novena Unidad) a Lagham. Acerca del tiempo que pasó con Zardad, explica:
"Cuando atacábamos Kabul con artillería pesada en nuestra lucha contra Massoud, Zardad me dijo: "¡Teniente! Cuidado con no perder ni una bala. Si no ves nada, intenta atacar los edificios Microyan y el centro de la ciudad tanto como puedas, hasta que no quede nadie vivo".
"Un día, amigos pakistaníes estaban desguazando tanques, para vender el hierro de los tanques y otros vehículos militares en Pakistán. Me ordenaron ayudarles. Todos los tanques de la zona, desde Mahi-Par a Tangi, se destrozaban intencionadamente y se desguazaban con mucho cuidado. Al final supe que estos caníbales no eran afganos."
Malang Jan, ingeniero residente de Char Bagh Safae, provincia de Nangarhar, que actuaba en Pakistán en el Frente Nacional de Afganistán, compró un Toyota de Heart y lo quiso llevar a Jalalabad. En el camino, los hombres de Zardad del puesto de control de Naghlo lo detuvieron y le confiscaron el coche.
Después de que Malang Jan fuera varias veces a casa de Zardad en Kacha Gari, Peshawar, fue a Char Asiab para hablar con Gulbaddin con una carta de recomendación de Ishaq Gillani, jefe del Frente Nacional de Afganistán. Gulbaddin escribió una carta a Zardad diciendo que le devolvieran el coche tan pronto como fuera posible. Malang volvió a Zardad y después de muchos problemas para pasar por los "perros", entró en su habitación. Leyó la carta a Zardad, quien sacó las llaves del coche de su bolsillo y, después de jugar con ellas, las volvió a guardar. Riendo, dijo a Malang Jan: "¿Quién cojones es ese Gulbaddin? Deja su carta" Echó a Malang Jan de allí. Zardad tuvo el coche durante mucho tiempo y después lo vendió a otro. Cuando Malang Jan vio su coche en Jalalabad, lo paró y lo notificó al Departamento de Policía. Cuando Zardad se enteró, envió un mensaje al jefe del Departamento para que no le entregaran el coche y que si lo hacían, que se acordara que era Zardad quien tenía el control de la carretera Kabul-Jalalabad. El coche de Malang aún está en el Departamento de Policía y los empleados lo usan como urinario.
Zardad, asesino de conocidos intelectuales Un hijo de Farooq Gharzi ha escrito este texto
Ghulam Farooq Gharzi, conocido intelectual, se cuenta entre las miles de víctimas asesinadas a manos de Gulbaddin y su secuaz Zardad. Graduado en literatura por la Universidad, Gharzi era profesor en las universidades de Kunduz y Kabul. Estaba en la cima de su carrera política cuando los nacientes movimientos de masas estaban en su mejor momento y estudiantes de Kabul y otras ciudades estaban profundamente comprometidos en actividades políticas. Durante su estancia en la universidad, Gharzi tuvo debates directos con Gulbaddin, Babrak, Karmal y Najib. Se le consideraba líder del movimiento pro-democrático, oponente tanto del régimen títere de Rusia como de los agrupamientos fundamentalistas. Como resultado de su gran influencia en el movimiento democrático, el régimen de Karmal lo encarceló en 1980. Después de su liberación al fin del gobierno de Najib, la Cruz Roja lo designó director del Hospital Salib Ahmer. Poco después de la asignación, le forzaron a dejar el puesto debido a las diferencias que tenía con el ministro de educación. Se trasladó a Jalalabad y se unió a una agencia de ayuda noruega, el Comité Akbar; también tuvo su propia clínica en Jalalabad.
Los partidos fundamentalistas vieron en Farooq Gharzi un peligro, por lo que conspiraron para asesinarle. Fue Zardad quien finalmente lo hizo. El informe siguiente no lo ha redactado ningún medio de comunicación ni tampoco nadie más que sus hijos. Los dos hermanos y la madre de éstos estaban increíblemente contentos por la nueva que la BBC ha destapado a Zardad.
"El 22 de junio de 1994 volvíamos de Kabul y nos paramos en una fuente cerca de Surubi. De repente, un coche frenó cerca y Zardad, su hermano y su subcomandante Haji Zabia-ullah (el que estaba en la misma celda que mi padre cuando estaban en prisión) salieron y, después de saludar a mi padre, se fueron. Después de recorrer una milla, varios hombres armados con las caras cubiertas nos pararon cerca de Surkhakan. Obligaron a mi padre a ir con ellos pero al resto nos permitieron irnos. Cuando llegamos a Jalalabad, mi hermano y yo volvimos a Surkhakan, determinados a encontrar el paradero de nuestro padre. Rogamos a todos y cada uno de los comandantes que nos dijeran algo de nuestro padre pero todos se encogieron de hombros. Al final, a través de una carta de Haji Zaibullah a Mustan, comandante de Gulbaddin, descubrimos que Zardad había planeado toda la escena bajo órdenes de Gulbaddin. Pedimos a Nasser, el influyente comandante de Gulbaddin, que presionara a Zardad para que liberara a nuestro padre. Nasser escribió a Zardad pero éste ignoró la carta. Al mismo tiempo, el comité noruego advirtió al comandante Fazal-ul-Haq (comandante entonces de Hezb-e-Islami) que si no liberaban a Gharzi cesarían el trabajo en Afganistán. Fazal-ul-Haq prometió hacer algo al respecto pero cuando supo que Zardad estaba involucrado en ello, supo que estaba fuera de su control. Finalmente, renació la esperanza. Habían soltado a un antiguo alcalde de la prisión de Hezb-e-Islami en Shina que me dijo que hacía unos días habían encarcelado a un desconocido en una celda especial. Estaba preocupado porque creía que el desconocido era su hermano, así que sacó un ladrillo de la pared y miró al hombre. El alcalde me explicó que el hombre estaba encadenado y, por las muchas heridas que tenía en la cara, mostraba signos de tortura. También me dijo que Gulbaddin y Zardad lo visitaban a menudo en la celda. Cuando terminó de contarme la historia de mi padre, le mostré una foto de él y afirmó inmediatamente: "Sí, es este hombre". Mi hermano y yo intentamos entonces dar dinero a varios comandantes para ver si podían hacer algo y liberar a nuestro padre. Cada comandante pedía 30 millones de afganis, una cantidad que era superior a la que teníamos. Vendimos casi todas nuestras propiedades y con la entrega de una alta suma de dinero a los guardias de prisión, nos permitieron finalmente visitar la prisión. Sin embargo, nuestro padre no estaba allí; preguntamos a todos acerca de nuestro padre pero nadie sabía su paradero. Al final, un hombre me dijo que habían matado a mi padre. Dijo que Haji-Zabi disparó 90 balas a mi padre en presencia de Gulbaddin y Zardad.
Esta es la historia de mi padre. Quiero que vosotras, la organización que divulga las atrocidades contra los derechos humanos, destapéis los crímenes cometidos por Zardad y su jefe, Gulbaddin. Quiero que la comunidad internacional someta a Zardad a juicio, así como a otros comandantes que abusaron de su poder y mataron a miles de inocentes."
Ghulam Farooq Gharzi, a widely known intellectual figure, is among thousands of other victims who have been murdered at hands of Gulbaddin and his henchman Zardad. Graduated in literature from University, Gharzi was a teacher in Kunduz and Kabul Universities. His political career was at it height at the time when the mass uprising movements were at their full swing and students in Kabul and many other cities were deeply engaged in political activities. Gharzi is recalled to have had direct debates with Gulbaddin, Babrak Karmal and Najib during his time at University. He was considered a leader of the pro-democracy movment, which opposed both the puppet regime of Russia and fundamentalists groupings. As a result of his great influence in the democratic movement, he was put in prison by the Karmal regime in 1980. After his release at the end of Najib government, he was appointed by the Red Cross as an officer in Salib Ahmer Hospital. Soon after his appointment he was force to leave his job due his differences with the ministry of education. He went to Jalalabad and joined a Norwegian aid agency, the Akbar Committee; he also had his own clinic in Jalalabad.
Biografía política de Zardad Zardad nació en Hesark, una población muy atrasada, adyacente a la frontera con el Pakistán. Su padre era de los ancianos del pueblo y la política de entonces del gobierno de Pakistán era mantener buenas relaciones con los jefes de los pueblos.
Los apodos de Zardad eran "Zardoray" y "Zarak"; tenía una personalidad inusual.
Con el inicio de la ocupación soviética, los jefes extranjeros de su padre eligieron a Zardad para que provocara disturbios en las zonas fronterizas con la creación de una banda de ladrones. Al emigrar al Pakistán, su familia vivió en el campo "Kacha Gari" en Peshawar. Todos los del campo sospechaban que toda la familia era responsable de robos, secuestros de niños y acciones parecidas.
Más tarde, presentaron Zardad a Gulbaddin y lo eligieron para una de las ramas importantes del partido. Cuanta más voluntad y complacencia mostraba Gulbaddin en dar dinero a Zardad, más dispuesto estaba éste a aceptar cualquier orden que le diera.
Zardad, hasta entonces un desconocido, se hizo famoso por los robos, asesinatos, secuestros que cometía y por su amistad y estrecha colaboración con Gulbaddin Hekmatyar, líder del Hezb-e-Islami (Partido Islámico). Cuando la radio de la BBC informó de sus crímenes, todo el mundo lo conoció y en un visto y no visto fue famoso.
Cuando los crímenes de Zardad alcanzaron la cúspide, su familia y gente cercana a él le llamaban "el grande" y "Shiekh Sahib", mientras que la gente le llamaba "Feroun" (Faraón) y "Shadad".
Antes de la unión de Rabbani y Gulbaddin, uno de los hombres de Zardad relató su pesar como sigue:
Cuando los talibanes estaban a punto de tomar el poder, el salvajismo del despiadado Zardad había llegado a su cumbre. Aumentó el número de robos a viajantes y atormentó, arrestó y torturó a tanta gente como pudo. Corren dos rumores que pueden explicar las razones de esta situación:
1.- Hay gente que dice que le habían dicho a Zardad que no debía resistirse, así que él quiso aprovecharse de la situación y ganar tanto dinero como pudiera.
2.- Otros creen que como Fazl-e-Haq Mujahid, Haji Zaman, etc., Zardad recibió órdenes de atormentar, aterrorizar y saquear tanto como pudiera a la gente para ayudar a los talibanes.
Durante su reinado, Zardad suministró parte del material militar del Hezb-e-Islami (Partido Islámico) a través de su "puesto de control aduanero". Envió prisioneros a Charh Asiab, central del Hezb-e-Islami. Envió a intelectuales a Chahr Asiab después de ser reconocidos como activistas políticos, y allí los colgaron hasta morir. Zardad envió regalos, como uvas y manzanas de Kohdaman (lugar famoso por estas frutas), corderos de Bameeyan, etc., al líder del Hezb-e-Islami. En tiempos difíciles, Zardad y sus "perros" armados fueron escogidos para ser guardaespaldas de Gulbaddin. Por lo tanto, la responsabilidad de todos los crímenes que Zardad cometió no sólo depende del mismo Zardad o de sus hombres armados.
Zardad formaba parte del Hezb-e-Islami, por lo que este partido y su líder Gulbaddin Hekmatyar deben responder de todos sus crímenes y brutalidades.