Declaración de RAWA con motivo del odioso 28 de Abril


¡Por medio del leal combate contra los fundamentalistas y sus patrones,
acabemos con la vigente catástrofe del 28 de Abril!


Nosotras, una vez más, denunciamos el oscuro aniversario del 28 de Abril en el momento en el que las espadas sangrientas de los verdugos se hunden aún más en las almas y en los cuerpos de nuestro atormentado pueblo a causa de las políticas traidoras del Señor Karzai y el Gobierno de los EEUU. Desde ahora, los campeones de este negro día se sienten cómodos para carroñear al pueblo. Los criminales Yehadis cuyo salvajismo aún continúa oprimiendo el espíritu de nuestra nación, cuyo legado de guerreros matones permanece intacto sembrando la destrucción en cada esquina y en cada rincón de este país, especialmente en la ciudad de Kabul, están recibiendo puestos clave en el Gobierno en lugar de ser conducidos ante un tribunal. Es éste un insulto inolvidable para las vidas de miles de personas inocentes que han sido asesinadas por los fundamentalistas. Celebrar y festejar este día oficialmente ante las tumbas -conocidas y desconocidas- de 65000 kabulís y ante las calles ruinosas, indica sin duda que los fundamentalistas están borrachos de muerte y que la tragedia del 28 de Abril todavía domina el país.

El Señor Karzai -que aparenta no estar satisfecho con blanquear y elogiar a criminales de la “Alianza del Norte” como Sayyaf, Dostum, Ismael Khan, Qanuni, Anwari, Khalili y similares- ahora coquetea con una facción de los Talibán, que califica de “moderada”, mediante perfumes y maquillaje. Tras ello, los horrorosos rostros medievales como Wakil Ahmed Motawakil, Mulá Ghus, Mulá Zaif, Hakim Muyahid, Mulá Arsala, Mulá Hotaki y similares cabecillas de los Talibán entrarán en juego en tanto que asistentes de Karzai, antes mereciendo por el contrario ser juzgados por misóginos, enemigos de la civilización y opresores. En el fuero de Karzai tan sólo falta sitio para Gulbudín, aunque éste sin duda se unirá pronto a tan deleznable unión.

El Señor Karzai necesita tener presente que él y su inestable gobierno no tienen derecho a perdonar a esos traidores ni a permitirles la comisión de más fechorías y crímenes. El pueblo y sólo el pueblo tiene el derecho de decidir qué hacer con los líderes de los Yehadi y los Talibán.

El Señor Karzai y su círculo no han sufrido jamás el pánico causado por los insultos y atrocidades de esos asesinos, y sus hijos, sus hijas y sus esposas nunca han recibido humillación alguna por parte de los fundamentalistas, del mismo modo que no pueden haber sentido el fondo de la naturaleza traicionera de dicha colaboración con los enemigos jurados de nuestro pueblo.

Es increíble pero cierto cómo este gabinete dominado por los fundamentalistas, tras tocar el tambor proyectando a Ahmad Shah Masud como un “héroe”, ahora ordenan bautizar a una de las calles de Kabul con el nombre de Abdul Ali Mazari, uno de los más infames carniceros del 28 de Abril. No importa si la ciudadanía kabulí respeta a los criminales o escupe sobre la vergonzosa decisión del gabinete, lo que de verdad es relevante es que el Señor Karzai y los desalmados intelectuales que lo rodean declaren la guerra contra el pueblo de Afganistán mediante ese insulto a la sangre de miles de kabulís. Y al mismo tiempo deja claro que no se diferencian con algunos de los más infames elementos de la historia afgana como el Shah Shuja y Babrak. Esto demuestra que lo que no tienen en cuenta son los intereses del pueblo.

Es un sueño ilusorio tener expectativas del más mínimo avance en las actuales circunstancias, mientras todos los señores de la guerra usan su poder autoritario, su dinero y sus pistolas amparados por una mano superior. Y los medios de comunicación de Occidente astutamente omiten las realidades estremecedoras retratando una imagen pacífica y tranquila de Afganistán. Pero las condiciones son tan catastróficas que incluso algunas fuentes estadounidenses temen las consecuencias de estos tiempos difíciles. Los asesinatos, los asaltos, la corrupción y el soborno, el secuestro y la violación de mujeres y criaturas, el tráfico y cultivo de droga, el despilfarro y el robo de miles de millones de dólares destinados a ayuda y al beneficio nacional, el desempleo y muchas otras miserias son muy frecuentes y este gobierno basado en la conveniencia es incapaz de hacer frente al más ínfimo de los problemas de nuestro pueblo.

La reciente muerte por lapidación de Amina en la provincia de Badakhshán es un estigma en la frente del Señor Karzai y sus guardianes que repetidamente hablan de “derechos humanos” y “democracia” en Afganistán, pero a causa de sus políticas erróneas nuestras míseras mujeres siguen padeciendo tales castigos inhumanos y brutales.

El pueblo se ha dado cuenta que su país se ha convertido de nuevo en un tablero de ajedrez de las potencias mundiales, donde éstas no dejan perder con facilidad a sus lacayos terroristas claves, en los que tanto han invertido durante años. Y, por lo tanto, los mantienen en el poder para garantizar así que poseen su gobierno títere en Afganistán.

Es irónico disertar sobre la libertad, la democracia y el imperio de la ley allá donde las pistolas, el poder y el dólar son las fuerzas dominantes; allá donde las mafias de la heroína y los fundamentalistas tienen las manos libres. He aquí la razón por la cual el pueblo no es optimista como para ver resultados positivos en las recientes elecciones presidenciales, la cosmética del parlamento y el nuevo gobierno no se basará en el sufragio popular sino en las conspiraciones de la trastienda. Forman parte de esta campaña las odiosas comedias interpretadas por la así llamada “oposición”, que no son más que un manojo de indeseables criminales y cuadrillas de reaccionarios encabezados por Yunis Qanuni.

Como reiteradamente ha repetido RAWA, y como la historia y los amargos sucesos de nuestro país han demostrado en tantas ocasiones, ningún forastero puede imponer la libertad, la democracia y la justicia a otra nación. Todas las expectativas y esperanzas de nuestro pueblo han sido respondidas con un trato vergonzoso durante los últimos 4 años.

La Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán, RAWA, ha afirmado en incontables ocasiones que no podremos romper las cadenas asfixiantes de los fundamentalistas si no nos alzamos nosotras mismas por la libertad y por la democracia. Todas las fuerzas amantes de la libertad deben vencer a la reconciliación y al miedo, permaneciendo firmes contra los fundamentalistas y sus protectores, acabando con el fascismo y con la barbarie. La paz, la independencia, la democracia y el laicismo sólo pueden conquistarse movilizando y organizando al pueblo contra el fundamentalismo.

La batalla por la libertad auténtica abre su propio camino atravesando abruptas montañas y para la gente revolucionaria esas limitadas libertades de postín serán reemplazadas por la prisión, la ejecución y el fascismo. Sin embargo, creemos con firmeza que la dominación extranjera tendrá una vida breve en esta tierra y que tras ella prevalecerá la democracia y la justicia mediante el poder popular. Hagamos llegar pronto esa jornada gloriosa con devoción y sin miedo a la muerte.

¡Separemos del destino de nuestra nación a las manos de los creadores de la tragedia del 28 de Abril!
¡Larga vida a la Libertad, la Democracia y el Laicismo!


Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán (RAWA)
28 de Abril de 2005




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