Servicio de Noticias: 045/99
Amnistía Internacional
Índice AI: ASA 11/05/99/s9
4 de marzo de 1999
En vista de las continuas amenazas recibidas por las activistas afganas de los derechos de la mujer refugiadas en Pakistán, Amnistía Internacional exhortó hoy al gobierno paquistaní a que garantizara su seguridad durante las reuniones y manifestaciones programadas para celebrar el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo de 1999.
La organización ve con especial preocupación el riesgo de agresión que corren las integrantes de la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán (RAWA). Incluso en territorio de Pakistán, las dirigentes de la RAWA han continuado recibiendo amenazas provenientes de facciones afganas rivales, y en muchos casos han tenido que pasar a la clandestinidad por temor a que las maten.
«Es evidente que las integrantes de la RAWA y de otros grupos de mujeres podrían correr peligro, especialmente si consideramos las continuas amenazas y los recientes homicidios políticos de destacadas figuras afganas en Pakistán —señaló Amnistía Internacional—. El gobierno de Pakistán debe tomar muy en serio esta amenaza y debe hacer todo lo que esté a su alcance para proteger a las manifestantes en el Día Internacional de la Mujer.»
En diciembre de 1998, la RAWA tuvo que aplazar una manifestación organizada para protestar contra la política de los talibanes hacia las mujeres cuando aparecieron en la prensa pakistaní una serie de informes según los cuales una persona que decía hablar en nombre de los talibanes había advertido que «les quebrarían las piernas a las participantes de la RAWA que celebraran una manifestación de protesta».
El 28 de abril de 1997, durante una manifestación pacífica organizada en Islamabad para protestar contra las políticas de los talibanes hacia las mujeres afganas, una cantidad de personas fueron capturadas por miembros de un grupo político armado que, según informes, contó para ello con la cooperación de la policía local. Al menos una de las personas cautivas fue víctima de una brutal paliza, y a otras las presionaron para que revelaran datos sobre las dirigentes de la RAWA, sus números de teléfono y su paradero.