GARA, 2001-10-10 |
«La Alianza del Norte y los talibán son igual de fundamentalistas»
Marina Kamal tiene 20 años. Es una chica de tez morena y ojos oscuros y profundos. Su trabajo es peligroso, de ahí que la fotografía no muestre su rostro. Pasó los primeros tres años de su vida en prisión. Su madre fue una de las primeras mujeres implicadas en la lucha contra la ocupación soviética. En su última visita a Afganistán, acompañó a una periodista francesa, ambas camufladas bajo un burka. Está entrevista tuvo lugar en Peshawar, en uno de los campos de refugiados.
RAWA es una organización feminista fundada en 1977. En estos 24 años han desarrollado proyectos médicos y educativos tanto en Afganistán como en el exilio. Bajo el dominio ruso, yehadí y talibán han luchado por conseguir un lugar digno para la mujer en la sociedad afgana. Varias de sus activistas han muerto en atentados, entre ellas Meena, su fundadora..
¿Cuánta gente forma parte de RAWA?
Somos alrededor de 2.000 personas, de prácticamente todas las etnias. El 80% de estas personas desarrolla actividades clandestinas dentro de Afganistán. El resto trabaja desde Pakistán, principalmente con los refugiados. Todas son mujeres. RAWA es una organización de mujeres, aunque, por supuesto, tenemos colaboradores masculinos.
¿Cómo es un día para una activista de RAWA en Pakistán y en Afganistán?
Depende del campo en que trabajemos. Cuando estaba en la oficina de publicaciones, trabajábamos a menudo de noche. Teníamos muy pocos medios y era un trabajo muy duro. Ahora visito los cursos de alfabetización y a los profesores, atiendo a los visitantes y a la prensa... En el interior de Afganistán es un trabajo muy variado y arriesgado: hay gente que tiene una pequeña escuela clandestina en su casa, doctoras que realizan visitas médicas, incluso gente que distribuye nuestras publicaciones en el interior de Afganistán, publicaciones que la gente adquiere aún a riesgo de sus vidas.
Inciden mucho en la educación.
Los hombres tienen más poder en todas las parcelas públicas porque tienen más acceso a la educación. Nuestros cursos de alfabetización y los cursos de concienciación política tienen el objetivo de elevar el poder de la mujer y convertirla en alguien capaz de exigir sus derechos.
¿Cómo es su feminismo?
Conocemos el feminismo occidental, pero la base de nuestras ideas surge de lo más elemental, de nuestra experiencia y de la represión sufrida. Tras décadas de ser aplastadas a todos los niveles, exigir igualdad y derechos básicos surge como algo natural. Además, hay una diferencia importante: mientras en Occidente las mujeres luchan por el derecho al divorcio o por igualdad de salarios, nosotras luchamos por poder salir de casa; mientras las mujeres de Occidente exigen representantes femeninas en los parlamentos, nosotras luchamos por cosas tan elementales como poder salir de casa solas o que nuestra vida deje de estar en peligro si accidentalmente se nos ve un brazo bajo el burka.
¿Cómo viven el Islam las activistas de RAWA?
Casi todas somos musulmanas, pero musulmanas que vivimos el Islam como una opción personal, algo que forma parte de nuestras vidas, pero que en ningún caso debe interferir en la política.
¿Tiene cabida en el Islam un movimiento feminista como el suyo?
El Islam es una cosa muy amplia y, por supuesto, muy lejana de la interpretación que hacen los Talibán. El Islam brinda a la mujer el derecho a educarse, a salir a la calle, a trabajar, a exigir sus derechos. El Islam es uno, pero las interpretaciones son múltiples. Para nosotras, feminismo en Afganistán significa tener los mismos derechos que un hombre y tener, sobre todo, el derecho a vivir. Por ello, por supuesto que estas aspiraciones pueden caminar de mano del Islam. En todo caso, es un tema muy controvertido. A lo largo de la historia resulta evidente que las religiones, incluyendo el Islam, han sido las mejores armas en manos de los gobernantes y dictadores para controlar a la población y particularmente a la mujer. Afganistán es un claro ejemplo de la utilización de la religión con fines políticos y personales. Todos los fundamentalistas, tanto los Talibán como los Yehadís han utilizado el Islam de acuerdo a sus propias interpretaciones para justificar sus crímenes y sus atrocidades. La violencia familiar es también uno de los problemas más dolorosos para las mujeres en Afganistán y en la mayoría de los países musulmanes. Este problema se alimenta de las enseñanzas islámicas dadas a los hombres (y mujeres) desde su infancia.
¿Por qué se ven tantas mujeres afganas vistiendo el burka aquí en Pakistán?
El burka es parte de nuestra cultura. Siempre ha habido mujeres que lo han usado. Aún es común dentro de familias conservadoras. Lo que es totalmente nuevo dentro de nuestra cultura es que las mujeres se vean obligadas a usarlo. Algunas mujeres, como Meena, lo utilizaban para no ser identificadas. Y nosotras mismas lo vestimos, en ocasiones, cuando volvemos a Afganistán.
¿Qué se siente dentro de una prenda así?
Imagínate. Apenas se ve nada por las mínimas rejillas a la altura de los ojos, apenas puedes respirar. Bajo el calor del mediodía cualquier esfuerzo se multiplica y el hecho de pensar que si te levantas el burka pueden llegar a matarte aumenta la sensación de ahogo.
¿Cuál es la posición del Gobierno talibán hacia RAWA?
La estrategia tanto del gobierno Talibán como de la prensa más reaccionaria de Pakistán es tratar de desacreditarnos. Nos han tachado de mujeres infieles, de prostitutas y de anti-islámicas.
¿La vida de las activistas de RAWA está en peligro también en Pakistán?
Desde luego, la amenaza no es como en Afganistán, pero algunas activistas han sido arrestadas, y se nos vigila. También hemos recibido amenazas.
¿Qué relaciones tienen en el exterior?
En este momento tan duro es una necesidad para nosotras buscar colaboración y apoyo de todas las organizaciones y movimientos amantes de la libertad, sean de donde sean. Dado que nuestros objetivos políticos, y nuestra situación es casi la misma que la de los palestinos, los zapatista o los kurdos, es natural que nos sintamos cercanas a esos movimientos progresistas.
¿Dónde se sitúa RAWA políticamente?
Somos una organización socio-política independiente, feminista y anti-fundamentalista, que lucha por la libertad, la democracia y los derechos de las mujeres. No podemos definirnos dentro de una escala política, porque nos circunscribimos en primer lugar a los objetivos citados. Desde la derecha se nos ha etiquetado como de izquierdas, y desde alguna izquierda se ha dicho que somos de derechas.
¿Cómo valora los últimos acontecimientos?
Es una nueva catástrofe para nuestro país. Atacar Afganistán no aplacará el dolor de los americanos por el ataque terrorista. EEUU debería diferenciar entre la población afgana, que atraviesa una época terrible, y los fundamentalistas. Hemos condenado enérgicamente los atentados del 11 de setiembre, pero hay que recordar que Bin Laden fue colaborador de la CIA y que EEUU financió a los fundamentalistas. EEUU no debería atacar Afganistán y matar a miles de civiles por el crimen cometido por Bin Laden y los Talibán. Por otro lado, la Alianza del Norte es la otra cara de la misma moneda. Son igual de asesinos y de fundamentalistas que los Talibán. Nosotras defendemos una solución política y apoyamos la propuesta de paz lanzada por el rey en el exilio, Asir Shah. *
Joseba SANZ